El desprendimiento de retina es una enfermedad frecuente y potencialmente grave para la visión cuyo pronóstico cambia muchísimo si se lo detecta y actúa temprano o si se retrasa.
Algunos datos que pueden ayudar y que surgen seguido en el consultorio como preguntas o razones para actuar:
Los síntomas son la disminución de la visión, que puede ser como un telón opaco que avanza por el campo visual o visión borrosa, y destellos persistentes en el campo visual.
Es casi siempre precedido por ver muchos puntos negros y/o destellos luminosos, que son síntomas del desprendimiento vítreo. Si sucede esto, no quiere decir que hay un desprendimiento de retina, pero sí hay que consultar a la brevedad para hacer un examen del fondo de ojos.
El desprendimiento de retina no produce dolor, y el hecho de que no haya dolor no indica que no sea grave y que no hay que consultar. ¡Toda situación en la que baja la visión es motivo para consultar! Esto es más importante durante la pandemia COVID19 porque naturalmente se tiende a dejar de lado lo que no parece urgente.
La mayoría de los casos (90%) no está relacionada con un golpe previo. Se debe principalmente a cambios en los ojos que ocurren con la edad.
Pero si una persona se golpea fuertemente un ojo o la cabeza, es conveniente consultar porque un traumatismo puede ser el inicio del desprendimiento (10% de los casos, más en jóvenes).
Puede ocurrir a cualquier edad, pero lo más frecuente es entre los 50 y 70 años.
Ante los síntomas mencionados, hay que consultar con urgencia porque si se realiza una cirugía rápidamente, se pueden conseguir buenos resultados. Retrasar el tratamiento unos días puede cambiar drásticamente el pronóstico.
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